jueves, 28 de marzo de 2013

El frío se paseaba por la casa, hacia un par de horas había entrado sin permiso. 
Me desperté con las mejillas frías y el estómago vacío,  en la cocina el calefon murmuraba algo entre sueños, un quejido. El agua corría mas lento, como con modorra. 
Tome una ducha, deje que la lluvia se llevara lo que estaba de mas. 
Escuche las malas noticias de la mañana, calenté la leche en el viejo jarrito enlosado que me había dado mamá, me calce la campera a rayas, y me fui a trabajar; no fue hasta la noche que volví al calor de su cuerpo, ese calor que da calma.

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